Enero es el tiempo perfecto para las resoluciones y los cambios positivos, para reflexionar sobre el pasado año y lanzarnos a otro brillante, nuevo…
Lo que hicimos, lo que no hicimos, lo que conseguimos, lo que se nos escapó de las manos, lo que tenemos pendiente… Y ahora, al empezar el año, nos hacemos la ilusión de que todo va a ser diferente, incluso mejor si somos entusiastas.
Seguimos empeñados en considerar el tiempo como algo cíclico, cuando en realidad es como un camino que empieza y nadie sabe hasta dónde llega o por dónde te lleva, lo escabroso que será o la compañía que te irás encontrando. Y esto es una verdad verdadera según mi experiencia de los últimos años!
Esta idea de que algo empieza y termina, empieza y termina… supongo que está inspirada en los ciclos de la naturaleza, pero hoy está tan marcada por el consumo y el mercantilismo que patea un poco el estómago. Es triste, pero ahora cuando oímos «cambio de estación» ya no pensamos en los colores del otoño o las flores de la primavera, lo primero que se nos viene a la cabeza puede ser algo como los anuncios de El Corte Inglés. Y si hablamos de la navidad…no, mejor no.
Sin embargo, algo de cíclico hay en nuestra naturaleza, algo que nos hace sentirnos pletóricos cuando empieza la primavera o melancólicos con las primeras lluvias del otoño, algo que nos hace plantearnos nuevos retos cuando empieza el año, y recapitular cuando termina.
No era mi idea ponerme tan trascendente ni soltaros este rollo, pero ya está. Muchos de los blogs que sigo aprovechan este momento para hacer un resumen de todas las cosas (mayormente quilts) que hicieron a lo largo del año. Yo no es que quiera parecerme a nadie. Pero me apeteció hacerlo y os aseguro que es un buen ejercicio porque, ahora que lo veo todo junto, pienso que 2016 fue un año bastante productivo, a pesar de que esa no era precisamente la sensación que tuve en mi día a día.
Otra cosa importante del año fue que retomé este blog que tenía bastante (o muy) abandonado, y empecé a tomarme un poco más en serio las Redes Sociales, lo que me permitió estar en contacto con un montón de gente querida e inspiradora.
Además me hice ropa, tejí (tengo un jersey a medias) e hice ganchillo (tengo una manta a medias)
También viajé, y leí unos cuantos buenos libros (gracias Berta, por mantenerme al tanto de las novedades). Si tuviera que elegir uno de los nuevos sitios que conocí, escogería Nueva Orléans sin dudarlo. Y si tuviera que elegir entre los libros que leí, escogería el Manual para Mujeres de la Limpieza de Lucia Berlin, que os recomiendo mucho mucho. Un libro de relatos cortos deliciosos que se leen del tirón y dan cuenta de la vida sorprendente de la autora. En línea con esa idea de que hoy estás aquí y mañana no sabes dónde te pueden llevar tus pasos. Interesante!
Así que ya veis, un año da para mucho. Y ahora no sé si algo termina o empieza, lo único que me importa es tener energía y ganas para seguir. Estoy en ello. Como ya os dije, tengo un montón de proyectos y de buenos deseos para los meses venideros.
Besos y muy buenos deseos también para vosotros! >¡<