A veces queremos colgar un quilt de la pared por alguna razón. Puede que se trate de un quilt antiguo, o uno con un significado especial o conmemorativo. Puede ser que queramos vestir una pared desnuda, o simplemente añadir un poco de color y calidez a una habitación. Algunos de nuestros trabajos son pequeñas obras de arte y merecen ser expuestas con todos los honores. Otras veces nos inspiran y nos sirven de recordatorio.

Dresden Plate Miiquilt / anabelula.wordpress.com

Este miniquilt lo hice con esa intención, aprovechado restos de mi Dresden Plate. Bordé en él un mantra que me repito mucho últimamente (me imagino que no seré la única en estos tiempos que corren) y lo tengo colgado en la pared que está justo enfrente de mi cama, para que sea lo primero que veo cuando me levanto y lo último cuando me acuesto. Ya sabéis lo que se cuenta del poder de las palabras. Pues yo lo creo.

Dresden Plate Miniquilt / anabelula.wordpress.com

Hay una par de formas fáciles de preparar un quilt para colgar sin que se vean cinchas o trabillas de tela asomando. Ambas consisten en coser en la trasera algún tipo de funda en la que se pueda insetar una vara, una tablilla o, simplemente, una barra de cortina que mantengan el quilt estirado y nos permitan colgarlo como si fuera un cuadro. Esto es mejor decidirlo antes de cerrar el quilt, justo a la hora de poner el «binding», pero si ya está acabado también se puede colocar.

La manera más sencilla, y la más práctica si el quilt no es muy grande, consiste en colocar estas fundas en las esquinas superiores de la trasera. Para ello tan solo necesitas dos cuadrados de tela de 2,5″ de lado (como unos 10 cm). Lo más estético es que esta tela sea la misma que usaste para la trasera, pero como no se va a ver cuando esté colgado, tampoco importa mucho.

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Dobla los cuadrados a la mitad por la diagonal y colócalos en las dos esquinas superiores del quilt haciendo coincidir los ángulos. Así, mira

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Asegúralos con una costura a 1/4″ del borde.

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Y ya puedes poner la tira de cierre («binding») como si tal cosa. Te quedará la trasera con esa especie de bolsillos en la parte superior.

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Ahora tienes que coger una tablilla o una vara de madera, de esas que se venden en las tiendas de bricolaje, y cortarla a la medida del quilt (justo desde una costura del binding a la otra). La introduces en los triángulos de tela y listo para colgar! Es importante que quede bien ajustada (aunque sin forzar) para que el quilt quede bien estirado.

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Si, como en mi caso, pusiste una varilla, lo puedes colgar directamente de una alcayata. Si pusiste una tablilla, tal vez necesites ponerle en el centro un artilugio como los de colgar cuadros, tipo a esto

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Otro método consiste en colocar la funda todo a lo largo del quilt en su parte superior.

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Cuando el quilt es de grandes dimensiones, esta es la mejor opción. Necesitas una tira de tela (a ser posible igual que la trasera) de unas 6″ (unos 15 cm) de ancho y la misma medida que el quilt que queremos colgar, o un poco menos, de largo. En los lados cortos de la tira hacemos unos dobladillos y planchamos la pieza doblándola a la mitad longitudinalmente.anabelula.wordpress.com

Colocamos la tira con los bordes cortados coincidiendo con el borde superior del quilt. Al hacer los dobladillos nos tiene que quedar un poco más corta que el quilt, así que céntrala para que nos quede la misma distancia a ambos lados. La fijamos con alfileres o, mejor aún, con una costura a 1/4″ , o un poco menos, de margen.

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Ahora, como en el caso anterior, cosemos el binding y cerramos el quilt como lo hacemos habitualmente. Nos quedará la tira suelta por su lado doblado, así que tenemos que coserla a la trasera a puntada invisible, teniendo cuidado de no traspasar a la parte delantera del quilt y dejando los lados abiertos para introducir la barra.

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Si no quieres que se vea, corta la vara un pelín más corta que el quilt, pero que sobresalga por ambos lados de la funda, y cuélgalo de esos dos puntos. Esta funda es suficientemente ancha como para introducir una barra de cortina de esas que sobresalen y tienen algún adorno en los extremos. Si el quilt es pequeño o tienes planeado poner algo más fino, no necesitas una funda tan ancha, tal vez con una tira 3 ó 4 pulgadas sea suficiente, pero compruébalo primero. Yo, en este caso, voy a usar una varilla de unos 2,5 cm de diámetro y mi tira mide 4″, suficiente para que, una vez doblada a la mitad, permita que la varilla entre holgadamente.

Para que quede impecable en la pared, es importante que el quilt cuelgue bien liso y estirado. Para ello tienes dos opciones, aunque si el quilt es muy pequeño igual no te hace falta ninguna. Una sería coser en las esquinas inferiores unos pesos como los que se usan para las cortinas. Si no los encuentras, unas arandelas medianamente pesadas te pueden servir.

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La otra opción sería poner también en estas esquinas de abajo otros dos triángulos de tela para colocar otra varilla como la de arriba que lo mantenga tenso.

 

Por último, si lo que quieres colgar es un quilt antiguo o uno que ya está cerrado, el método es más o menos el mismo, pero tienes que coser la funda por ambos lados, ya que no la puedes sujetar con la tira de cierre (binding). Pero antes, y una vez hechos los dobladillos de los laterales, dobla la tira hacia la cara buena, cósela todo a lo largo para hacer una especie de tubo, dale la vuelta y plánchala dejando la costura en la parte de atrás. Colócala en la parte superior del quilt, lo más alineada posible al binding y  con la costura hacia atras, de cara a la trasera. Cósela a puntada invisible por sus dos lados largos y listo. Si quieres hacerte una idea más precisa, puedes ver el vídeo tutorial de Jenny Doan, de Missouri Star Quilt Company  aquí

Pues nada más, espero que os sirva de ayuda. Hasta otra! Un beso y ya sabéis…

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a ser valientes!!! >¡<

 

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